lunes, 15 de junio de 2015

Discurso pronunciado por el Dr. Príamo Rodríguez



En la graduación ordinaria del recinto Santo Domingo de Guzmán celebrada el sábado 13 de junio 2015:

La vida es el principio considerado cualidad distintiva subyacente de las personas; un movimiento de fuerza, tanto espiritual como física.   Si se considera en su forma total, es el movimiento vivificante de los seres humanos, como organismos vivos que crecen y se reproducen como existencia humana, que se proyecta en el tiempo hacia  la trascendencia;  una existencia humana que es física y corporal, sujeta,  por tanto, al dolor, a la enfermedad, al sufrimiento, al trabajo, al mal, a las tentaciones, al fracaso,  al pecado y a la muerte.  
    
Si la interpretación completa de la vida respondiera solamente a esta cara de la moneda descrita, no tendría sentido el nacer y el vivir, ni Jesús hubiese venido a este mundo a enseñarnos su valor absoluto, su creación y el apoyo que da Dios a la vida humana, como dador espiritual y contraste material de vida y muerte; por cuanto, el ser humano vive, normalmente, en la búsqueda de lo bueno, de la felicidad y de la paz interior.
    

Fuente: La Información Digital                

Nadie tiene derecho, por consiguiente,  a destruir la vida, a deteriorarla al extremo, como se hace en estos tiempos.   Hoy parece que la vida humana debe ser regateada, mercadeada, hipotecada, vendida o comprada.   Parece que debe estar sometida a condiciones, pues a la calidad de vida se le pone precio; los patronos, los empresarios, los políticos, los gobernantes, los farsantes y delincuentes, también los sicarios, los narcotraficantes, los lavadores de activos y los vividores a costa de los menos vivos y de los más sanos; todos ellos lo hacen, principalmente, a través del poder político y económico.
    
El poder, el poder mal habido, no es sino una acción muy negativa para el hombre; no es lo que Dios creó; es decir, no creó un poder para el mal, para la destrucción, sino un poder para el bien, para la creación, para el acompañamiento, para la dulcificación de la vida humana,  para el aliento y el espíritu.  Dios da al ser humano, capacidad para su autodeterminación,  para la  posesión de los valores, que les da la ley humana y la ley divina; todo lo que le corresponde  como ente dual, material-espiritual.
    
De ahí que la persona que busca y halla sabiduría, se dice que debe considerarse afortunada, porque la sabiduría es árbol de vida para quienes de él echan mano.  Podemos decir que la sabiduría orienta la forma de vivir de las personas, y ésta sería, entonces, la forma en que la sociedad humana debiera reclamar sus derechos y la justicia.
    
Jóvenes graduandos, con ustedes  la búsqueda de la sabiduría queda demostrada, pues eso es lo que han hecho a lo largo de su carrera hasta el día de hoy; y así deberá ser  siempre, para que sientan la fuerza de la vida y el poder que nos ha dado Dios en su creación; el poder de sentir el derecho a la justicia, que sólo es respeto humano, a la existencia y a la conciencia.   Se trata solamente de aspirar a la  sabiduría y el conocimiento, que cada persona ha de esforzarse por lograr, incluso,  empecinarse, para alcanzar plenamente la paz de su libertad humana,
    
Pero qué difícil y cuántos obstáculos se les ponen a las personas para que se encuentren y puedan realizar su vida en su sociedad, en su país, y en su mundo.
    
Pienso  que esta reflexión humana sobre la vida y el vivir, debe comenzar aquí, con ustedes, graduandos, amigos y familiares, y en los centros de estudio, de enseñanza y aprendizaje, actuales y futuros.
   
La realidad de hoy, de nuestro país y de otros muchos países, es que los hechos, lo que acontece, en estos momentos,  cuando la responsabilidad, el derecho, la conciencia, el concepto de vida cristiana y social, la ética, los principios y los valores,  se manifiestan con tanta precariedad que se parecen a un juguete cambiante de formas que se presenta al niño para que se ponga contento mientras más se le cambia.
    
Graduandos y presentes, yo les pregunto ¿alguna vez se les ha preguntado y ustedes han dado respuesta sobre este mercado político del pensamiento, la conciencia, el derecho y la justicia que como creación de Dios nos pertenece a todos?  Debemos preguntarnos, cuestionarnos y dar respuestas, pues parece que se nos está tratando como a bandadas de aves o de animales, tropel o grupo de personas antisociales, mediocres, con analfabetismo animal.
    
En este país, el poder es, principalmente,  político, y como lo estamos viendo, prácticamente, perdió su sentido humanístico-social;  los tres partidos históricos, en la nueva sociedad, de la nueva República Dominicana, entraron  en la degradación direccional, gerencial, organizacional, en el  irrespeto de la relación entre las partes y la sociedad.  Se perdieron en forma significativa el derecho, la justicia, los valores y los principios; perdieron su misión de liderazgo para conducir  al  pueblo y a la vida humana, que debe sustentarse en una felicidad sana y digna.
    
Qué pecado y qué pena, llevará la presente y futura generación porque no se ha tenido presente a la gente.  Los partidos políticos en el poder han tenido siempre el compromiso y la responsabilidad de conducir y regentear, la sociedad, hacia un mejor destino, hacia nuevos rumbos, a nuevos sueños, a un nuevo vivir, porque todo cambia, y cada día con mayor velocidad. La sociedad organizada confía y entrega sus poderes, a sus representantes políticos, con el fin de que ellos gestionen la cosa pública, de acuerdo con el andamiaje establecido y constituido por todas las partes que integran la sociedad.
    
Ahora necesitamos que nos expliquen si a las directrices de los partidos principales y a la sociedad en general, también se les pide hacer lo que conviene.  No entendemos este pecado, ni el derecho, ni la justicia del mismo.
   
 Se dice, también, que los líderes políticos en la sociedad moderna son los que deben cambiar el mundo.  Pero los principales de los nuestros, los gurús políticos, han roto las reglas del juego al ser partícipes y partidarios de una involución política que echa hacia atrás el proceso histórico, social, humanístico y político.
    
¿Qué dicen los gurús empresariales, sociales, profesionales y órganos representativos de la sociedad en respuesta a estos hechos?  Pienso que se están rompiendo las reglas de hacer negocios con derecho y justicia y que las organizaciones sociales, profesionales y comunicacionales no han dado respuestas consensuadas, respetables y serias a esta crisis.  También, esperamos ver su accionar.
    
Pero pienso que ustedes, graduandos, profesionales y parte representativa de la juventud, que hoy día es la mayoría de este país, deben salir de este auditórium con algunas ideas sobre el tema que estamos comentando.  Cómo parte responsable de su formación humana y profesional, los invitamos a “un Fórum”, un aula de trabajo, para que nuestra Aula Magna de cada Recinto sea mesa de lluvia de ideas y propuestas para analizarlas entre todos sus estamentos participantes y hacer entrega pública de la presentación de los resultados.
    
No hay una fórmula para cambiar al mundo y al país; pero la historia de nuestro país está enmarcada  por momentos claves, que han determinado respuestas positivas a la realidad del país y sus necesidades.   En los albores de una crisis, opino que  es importante que el ingenio social, humano y profesional se disponga a buscar la paz social, política y económica;  este hecho ayudaría a un nuevo proceso político, democrático y pluralista, interactuando en las estructuras sociales más compartidas y mejor vividas, tanto en calidad y como en cantidad.
    
Para compartir y discutir este problema, con la metodología y pedagogía de un caso político de gran interés académico, esperen nuestro llamado.  Es necesario aportar al país, sin otras consideraciones.  

¡Muchas Gracias!



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